Vistas a la página totales

CIEN BIEN MERECIDOS


Decidimos jugar a la ramera… coordinamos para que me recoguiera en el bar de un hotel.  Estaba vestida de negro, ropa interior de encaje, tacones altos y maquillaje bien marcado…


Fuimos a una habitación en ese mismo hotel.  La decoración era roja con acentos dorados.  Un poco pesada y barata pero perfecta para nuestro juego.


Me quise duchar y me seguió hasta el baño.  Abrí su correa, desabotoné su camisa y dejé caer sus pantalones…


Entramos a la ducha, nos mojamos y nos miramos fijamente a los ojos y nos fundimos en un largo beso…


Tuvimos la oportunidad de sentir nuestros
cuerpos.  Puso sus manos en la pared a los lados de mi cabeza y con suavidad y calma empujó su sexo rígido entre mis piernas.  No me penetró.  Me permitió dar ese viaje con él.  Me volvía loca con ese juego de entrada y salida; cadera con cadera, sexo a sexo, piel a piel… Además del agua que nos cubría estabamos empapados en nuestros fluídos.  Tomó mi mano y me llevó hasta el sofá rojo de velvet, se sentó y me invitó a sentarme sobre él…


Casi alcanzo un orgasmo de solo sentirlo dentro de mí… Nos mirabamos fijamente a los ojos… Fue sabroso, resbaloso, suavecito…


Alcanzamos el climax  a la misma vez.  Poco a poco disminuyeron nuestros movimientos pero lo mantuve dentro de mí.  Nos abrazamos.  Podíamos sentir nuestros corazones latiendo agitados.  Disfrutamos el sentir el último latido de nuestros sexos después de un orgasmo perfecto.  Fue sensacional…


Al final de la noche deslizó $100 entre mis senos y me dijo: “no te olvides que estábamos jugando a la ramera, buen trabajo!”.  Nos reímos y nos fuimos de allí dejando nuestra huella en aquella habitación.


Artemisa©



TE INVITO A DEJAR UN COMENTARIO SOBRE ESTA HISTORIA O MARCA "LIKE" SI TE HA GUSTADO.
¡GRACIAS POR TU VISITA!

1 comentario:

Artemisa dijo...

Juegos costosos que nos vuelan la cabeza, valen la pena a cambio de placer y complacencia.